En sus 30 años, Irade reafirma su compromiso con la promoción de buenas prácticas empresariales y la competitividad de la región. Seguir creciendo y aumentar los vínculos con otras regiones son parte de los próximos desafíos.
“El contexto político y social de hoy exige liderazgos colectivos y espacios de encuentro como el nuestro, donde avancemos en la generación de confianza entre los distintos actores que conviven en el espacio público”. Esa es la visión de Carolina Parada, quien lidera la administración del organismo empresarial. Periodista de la Universidad de Concepción, magister en comunicación y doctora en sociología, la profesional tiene por delante el desafío de avanzar en una agenda que contribuya a fortalecer el rol social de las empresas.
“Somos una casa para la comunidad empresarial donde sus líderes vienen a aprender, a aportar y a compartir desafíos comunes, en un espacio de excelencia, confianza y colaboración que son los valores que promovemos”, explica la gerente de la institución que agrupa a 65 empresas socias de la región.
A nueve meses de haber asumido el cargo realiza un primer balance de su gestión, destacando los desafíos que tiene por delante y el legado de su antecesor, Francisco Miguieles. “Nuestro auditorio lleva su nombre y es la mejor forma de honrarlo a diario, porque su energía y cariño por la región nos siguen inspirando. Su legado representa lo que buscamos transmitir: diálogo, templanza y colaboración”, señala.
Irade fue creado hace 30 años, ¿Cuál es su rol hoy considerando los cambios sociales que ha vivido el país en las últimas décadas?
Irade se ha ido adaptando a los tiempos pero mantiene su mismo espíritu fundacional que es aportar a la excelencia empresarial, promover buenas prácticas y construir capital social. Somos un punto de encuentro entre las empresas y buscamos estimular el diálogo público y privado. Ahí está nuestra misión….Estamos convencidos que la coexistencia sostenible entre organizaciones y sociedad es posible, entendiendo que las empresas no pueden crecer a cualquier costo. Pero hay que esforzarse y trabajar pendientes de lo que ocurre afuera de nuestras oficinas.
¿Cuál es el diagnóstico de Irade respecto a los desafíos de la economía regional?
La región del Biobío ha venido dejando atrás su histórico protagonismo industrial y hoy debe avanzar a una economía que, manteniendo polos industriales significativos, apueste por el desarrollo de servicios con alto valor agregado en tecnología e innovación. Para eso debemos generar mayor sinérgica entre la ciencia aplicada y los sectores productivos, de modo de aprovechar nuestra ventaja de ciudad universitaria para empujar la economía. Ojalá tuviéramos más desarrollo científico pertinente a las necesidades de la industria. ¡Somos una ciudad universitaria! Se han dado algunos pasos pero falta mucho y creo que pasa por entender que sin desarrollo productivo no hay desarrollo social. El llamado es a atrevernos a pensar en grande, a diseñar proyectos de región de largo plazo como por ejemplo el Parque Científico y Tecnológico Pacyt, que debiéramos estar todos empujando.
¿Cuáles son los objetivos que se plantean como organización en un futuro cercano?
Acabamos de concluir el diseño del nuevo plan estratégico donde el mandato del directorio es promover el rol social de la empresa, consolidar nuestra presencia en espacios de desarrollo regional, una oferta premium en formación ejecutiva y seguir creciendo. Territorialmente también queremos aumentar el vínculo con otras regiones porque Chile necesita mayores redes interregionales para fortalecernos como macrozonas competitivas, con más fuerza para insertarse en un escenario global.
¿Cómo es el balance a casi un año de ser ratificada como gerente?
Positivo y muy desafiante. El directorio de Irade lo conforman personas altruistas con su tiempo, con gran cariño por la región y ganas de aportar, por lo que la gestión debe estar acorde a esas expectativas. Y nuestra agenda es muy intensa: Tenemos cinco círculos profesionales funcionando y acabamos de sumar uno nuevo que es el de mujeres de alta dirección. Estamos comprometidos con diversos desafíos públicos, quizás los más desafiantes son los de Compromiso País, porque mientras tengamos esas vulnerabilidades extremas es difícil lograr la paz social.
Hay una comunidad empresarial que confía en nosotros y estoy muy agradecida de esa confianza y compromiso del directorio, de nuestros socios y de todo el equipo interno.