Esta semana dimos a conocer los resultados de la encuesta “Impacto del Covid-19 en las empresas del Biobío”, un esfuerzo conjunto de diversas organizaciones privadas de la región con el apoyo de la Universidad de Concepción, que consideró la consulta a 106 empresas de distintos tamaños.
Al respecto vale detenerse en varios datos. Lo primero es que las pequeñas, medianas y grandes empresas mantienen diversas medidas preventivas, siendo las más recurrentes el distanciamiento social, control de temperatura, habilitación de túnel de sanitización y disposición de traslado de colaboradores.
Lo anterior va en directa relación con el aumento del costo operacional que figura como el principal impacto de la pandemia en las grandes empresas. Esto viene a corroborar la preocupación prioritaria de las compañías por la salud de los trabajadores, lo que esperamos que se mantenga en el tiempo. Tal como lo hemos dicho desde el inicio de esta crisis: las empresas tienen una responsabilidad social para evitar la propagación del Coronavirus y al mismo tiempo tenemos el imperativo de seguir funcionando porque necesitamos cuidar el empleo y mantener la economía a flote. Es un desafío simultáneo y este estudio ratifica el intenso trabajo de los equipos directivos en esa dirección.
Otro dato relevante que nos muestra la encuesta es que pese a toda la adversidad el pesimismo no se ha apoderado de las empresas de la región. Mantener un 21% de optimismo ante el futuro y un 42% de neutralidad demuestra que existen algunas luces que se deben aprovechar para acelerar un plan de reactivación e impulsar un estado de ánimo que favorezca el despegue de la inversión y el empleo.
Allí surgen los legítimos temores ante un eventual nuevo estallido de violencia, lo que le haría mucho daño al empleo y al bienestar social de la región. El camino es el diálogo porque ya está instalado el consenso de que tenemos que crecer de forma inclusiva.
El estudio también da cuenta del aporte social que las compañías de la región han realizado en sus entornos. En promedio un 56% reconoce distintas ayudas a sus comunidades vecinas, cifra que se eleva al 69% en el caso de las grandes empresas. La conexión con los dolores del entorno es más relevante que nunca y hago un llamado a mantenernos en esa sintonía, porque la reactivación no debe tener sólo la mirada económica sino apuntar al sentido amplio del bienestar social.
Finalmente, cabe destacar el esfuerzo colaborativo entre los distintos gremios y organismos empresariales que estamos trabajando junto al gobierno regional, convocados por el intendente Sergio Giacaman, en pro de la reactivación del Biobío. Desde Irade nos alegra este ejercicio colectivo porque nos ayuda a construir una visión compartida de los desafíos regionales. De ese punto de vista el plan de reactivación no solamente es un ideal hacia donde avanzar, sino también un importante ejercicio de capital social.
Patricia Palacios Mackay
Presidenta de Irade