1.- INTRODUCCIÓN
Numerosos estudios demuestran que la cohesión social es un factor crítico para que las sociedades prosperen económicamente y para que el desarrollo sea sostenible.
El capital social no es sólo la suma de las instituciones que configuran una sociedad, sino que es asimismo la materia que las mantiene junta.
El capital social puede constituirse de diferentes formas, como: asociaciones horizontales, que son redes sociales que afectan positivamente a la productividad y el bienestar de la comunidad; o asociaciones verticales y horizontales entre personas, al igual que el comportamiento entre y dentro de organizaciones, incluyendo empresas.
Las relaciones horizontales son necesarias para dar un sentido de identidad y un propósito común a las comunidades. Pero, si no se forman relaciones que trasciendan varias divisiones sociales (ej: religión, etnia, estatus socio-económico), pueden convertirse en una búsqueda de intereses restringidos que impidan el acceso a la información y los recursos materiales. | |||
El punto de vista más amplio sobre el capital social incluye el ambiente social y político que conforma la estructura social y permite el desarrollo de normas, por ejemplo: el gobierno, el régimen político, el sistema judicial, etc. Este punto de vista reconoce que la capacidad de varios grupos sociales, para actuar en su propio interés depende crucialmente del apoyo (o falta de apoyo) del estado y del sector privado.Se encuentran las siguientes definiciones de Capital Social:
–OCDE: “las redes, junto a las normas, valores y conocimientos compartidos, que facilitan la cooperación intra o inter-grupos”. La extensión del capital social entre muchos individuos tiene implicaciones sociales importantes. En una sociedad donde existe confianza, se reducen los costos asociados con la negociación y formación de acuerdos. Igualmente, la mayor conectividad de los individuos a través de sus redes personales facilita el flujo de información y la capacidad para satisfacer necesidades individuales o colectivas. En cambio una sociedad de individuos atomizados y desconfiados, se caracterizaría por relaciones basadas en contratos rígidos, con poco intercambio de información y con elevadas barreras para participar de los recursos y oportunidades sociales. En resumen, se puede postular que el desarrollo económico y social prospera cuando los representantes del estado, del sector empresarial y de sociedad civil crean mecanismos a través de los cuales puedan identificar y alcanzar metas comunes. 2.- DIAGNÓSTICO DE CAPITAL SOCIAL REGIÓN DEL BÍO BÍO Una medida de la prosperidad económica (que se supone que es directamente proporcional al capital social) esta dada por los índices económicos, que sabemos que en nuestra región han sido por muchos años dentro de los más bajos del país. Si esto lo relacionamos con el capital social, entonces, podemos destacar las siguientes tipos de preguntas, que se recogen en varios foros regionales a lo largo de los últimos años: ¿por qué no han tenido éxito las iniciativas y el liderazgo regional del sector empresarial en el impulso de la descentralización del país? ¿por qué el sector privado no se siente identificado con las políticas públicas? ¿por qué la propia comunidad no tiene confianza en las fortalezas de la Región? ¿por qué no le hemos sacado provecho efectivo a la globalización y a los Tratados de Libre Comercio? ¿por qué la opinión pública parece no tener un buen concepto del papel importantísimo que cumplen las empresas, cualesquiera que sea su tamaño? ¿qué responsabilidades tienen los habitantes y especialmente aquellos que laboran en diversos ámbitos, produciendo bienes y serviciós? ¿por qué los índices desconfianza son tan alto? ¿porqué el fracaso de los emprendedores es tan mal visto? ¿porqué los trabajadores le temen a la flexibilidad laboral? ¿porqué existe tan baja integración entre la universidades que operan en la Región? ¿porqué Coronel y Tomé nunca han logrado recuperarse? Sin embargo, hay hitos históricos que han marcado el desarrollo regional y que sólo fueron posibles porque en esos momentos debió haber existido un alto capital social, como: la construcción del primer puente sobre el Bío Bío; la construcción del ex-Teatro Concepción; la creación de la Universidad de Concepción. Por otra parte, a Chile y por ende a la Región del Bío Bío, le falta mucho aún para caminar en el ámbito del capital social. En el tema de la confianza somos de los peores clasificados. El Informe de Capital Social del BBVA de 2006 concluye que Chile presenta niveles bajos de confianza interpersonal, que la confianza en sus instituciones es mediana, que las redes de familia son amplias y que las redes de amigos son reducidas. Investigadores chilenos han concluido que colaboramos poco y nos “chaqueteamos” mucho. Nos cuesta mucho conversar y generar participativamente proyectos comunes, que nos movilicen a todos por largos periodos de tiempo. Nos cuesta generar consensos y no cuesta contactarnos genuinamente. Cuando falta la confianza, comunicación, colaboración, contacto y sentido de comunidad, la economía y la política podrían, incluso andar bien, pero como lo puso por escrito un líder empresarial hace ya un tiempo “el sistema se nos escapa de la escala humana” y “el espíritu se nos queda atrás”. 3.- DOS CASOS DE EXPERIENCIA DE CONSTRUCCIÓN DE CAPITAL SOCIAL EN LA REGIÓN DEL BÍO BÍO 3.1 La Agenda del Bío Bío Como resultado del EREDE 2002, se gestó una Agenda de Pro-Crecimiento Regional, que contó rápidamente con el apoyo del Gobierno Regional de la época y se bautizó finalmente como Agenda del Bío Bío. -Mejoramiento de la imagen de la actividad empresarial y de los empresarios, cuyo objetivo era elevar el nivel de conocimiento, comprensión y aceptación social de la actividad empresarial. La estructura de trabajo de la Agenda consistió en una Comisión Coordinadora público privada, siete Comisiones de Trabajo, también público privadas y un equipo de periodistas representando organizaciones públicas y privadas. APORTES: FRUSTRACIONES: 3.2 La construcción de tejidos socio-productivos en entornos precarios, a partir de la Gran Empresa Forestal Maderera en la Región Este Estudio, publicado el 2009, y liderado por la Universidad del Bío Bío, permitió obtener una serie de resultados que dan cuenta, entre otros, de la dificultad de la construcción de capital social, en la inserción de varias grandes plantas industriales del sector Forestal Maderero, ubicados en la Región del Bío Bío y otras regiones. Algunas conclusiones del estudio, que tienen que ver directa o indirectamente con el capital social, se muestran a continuación: -La industria se encuentra en una suerte de punto de inflexión evolutivo. En general, el sector se encuentra en un nivel de desarrollo en el cual es preciso ahondar en nuevos ámbitos estratégicos, que propicien el escalamiento productivo y el incremento en la generación de valor, en función de la calidad, eficiencia productiva, contenido tecnológico, innovación y singularidad. Ante estos desafíos, se precisa de estrategias que incorporen visiones relacionadas a los niveles meso y meta-económicos, sobre la base de las macro y micro plataformas de la competitividad sectorial. Esto implica, abrir la gestión empresarial hacia el entorno territorial próximo a las operaciones empresariales, avanzando luego hacia niveles más amplios, correspondientes al nivel meta; implica incorporar nuevos agentes y actores del desarrollo territorial en la construcción de la estrategia empresarial, a su vez, insertar a las empresas y sus operaciones, en cuanto a actores del desarrollo, en el desenvolvimiento de los territorios. -Un rasgo común de los Municipios es que sus atribuciones en materia de fomento productivo y, en términos más amplios, de dirección estratégica del desarrollo comunal, son bastantes restringidas. En general, se trata de funciones compartidas con la administración regional o central y cuyo ejercicio efectivo depende de su dotación de medios humanos y materiales. Se observa, particularmente en el caso de los Municipios en cuyo territorio se emplazan plantas de los grandes consorcios forestal-madereros, donde su capacidad de interactuar con ellas está seriamente limitada por las razones mencionadas. Esto mismo dificulta la construcción de una visión de largo plazo entre la localidad y la gran empresa en ámbitos donde esa relación podría fructificar en beneficio del desarrollo local y de aumento de la competitividad empresarial. Esta debilidad incide en que esta colaboración corre el riesgo de orientarse hacia una perspectiva más asistencial que desarrollo. Más aún, cuando las articulaciones entre el sector público y privado tienen por objeto paliar externalidades negativas (tráfico, contaminación, otras), generando una articulación “instrumental”. -Se constata un consenso en la necesidad de un vínculo estrecho entre las empresas y el sistema educacional. Es necesario avanzar en definición de currículo, pasantías, prácticas profesionales, etc. Por otra parte, una cuestión clave no abordada en nuestro país es la generación de incentivos para la educación vinculada a la experiencia de empresas, donde determinadas políticas públicas creen las condiciones materiales y humanas para que el aprendizaje teórico y práctico cristalice e incida en una superior productividad. En otro sentido, debe destacarse, en algunas ocasiones, las oportunidades de escalonamientos productivos que incorporan a la mano de obra local, que pueden iniciarse con empresas proveedoras o prestadoras de servicios. En esos entornos, el aporte de la empresa puede traducirse en generar espacios de incubación. -Otra conclusión es la gran asimetría entre los mundos reales y diarios del mundo de la empresa y la comunidad vecina. Uno inserto en un mundo de mega-cifras y de mega-desafíos; de relaciones con el resto del mundo como algo cotidiano. Y al otro lado, están los actores locales que viven un mundo de micro-cifras, igual de importante, pero micro; que tienen enormes dificultades para circular por otros entornos más allá del provincial o regional. Por todo lo anterior, las visiones del mundo suelen ser diferentes entre ambos, como igualmente los lenguajes y las interpretaciones de la realidad. – La empresa es parte de la sociedad y no sólo una actividad productiva orientada a los mercados. Su inserción sana en el entorno natural y comunitario constituye un requisito creciente, que va más allá de la visión filantrópica, hacia el desarrollo sostenible. En consecuencia, la Responsabilidad Social Empresarial, RSE, aporta y afecta favorablemente el contexto que una empresa se desenvuelve. Esto tiene una potencialidad muy grande en el espacio de coordinación público-privado en aras del desarrollo regional y local. |