Extractado de: J. José Goñi Z. La innovación empresarial. Una Capacidad sistémica de la Organización Modelo Capital Innovación (MCI). 2002
El desarrollo de la innovación en un entorno económico regional pasa por el incremento del número de nuevas empresas innovadoras y por un aumento importante en la capacidad de innovación de las existentes. Todos los aspectos regulatorios, financieros, de formación y de transferencia de tecnología son palancas de apoyo, pero de nada sirven si el motor de la innovación, el interior de las empresas, no se transforma, y no lo hace de manera efectiva y sostenida en el tiempo.
Para que la inserción de la innovación prenda en una organización se requiere que no sea una disciplina aislada, vista por unos pocos como la solución para inventar lo nuevo, sino que afecte y se aplique en lo cotidiano, en la forma de operar, gestionar y enfrentar las decisiones que nos llevan al futuro. La innovación requiere apoyarse en prácticas concretas que vayan dando forma al camino de cambio que toda empresa recorre y que le permita activar su velocidad.
El Modelo Capital Innovación (MCI) busca ayudar a las empresas industriales, de servicios, públicas y privadas en esta dirección, proponiéndoles un repertorio de prácticas detalladas que crean o consolidan la capacidad de innovar. Se trata de capacitarse para responder con acierto y velocidad al mercado, creando soluciones novedosas. Desde esta aproximación de la innovación, como competencia organizativa y no sólo como proceso, se trata de aumentar la capacidad de innovar, pero midiendo con la precisión necesaria la propia situación de la empresa, sus debilidades y fortalezas, y definiendo planes precisos para gestionar este cambio. El cambio hacia una mayor capacidad de innovar puede ser medido a través de un modelo (MCI) compuesto de 75 factores vinculados con el mercado-entorno, la tecnología, la organización y métodos de gestionar y como no, las personas como agentes activos del cambio y de la capacidad de crear, innovar y hacer realidad lo nuevo.
La innovación como capacidad es un capital. Y es un capital porque es un valor, de carácter intangible, que determina el éxito a futuro de una organización. Lo que será una empresa a futuro tiene mucho que ver con cómo es hoy su capacidad de cambio. Ante lo que ocurra mañana, cada vez más cargado de altas dosis de incertidumbre, la respuesta mejor dependerá de la existencia de una capacidad de adaptación; pero esta capacidad de cambio debe estar regida por un modo de proceder innovador, por un saber trasladar lo mejor y los recursos más importantes a las oportunidades más valiosas.
Innovar sigue siendo, como decía Juan Bautista Say hace más de 200 años, desplazar los recursos allá donde están las oportunidades de obtener mayor valor. Para ello, hay que combinar las buenas prácticas en los cuatro pilares en los que se fundamenta la capacidad de cambio de una organización. Hoy estamos en un espacio económico y social cambiante unido a un proceso inédito en el campo de la investigación científica y tecnológica. Este espacio exterior genera transformaciones en forma de nuevas realidades o de oportunidades donde las organizaciones y las personas dotadas de nuevas capacidades son hábiles o torpes para hacerse cargo de las mismas. Son, por tanto, estas cuatro fuerzas:
- Entorno – Mercado
- Tecnología – Conocimiento
- Organización
- Persona las que interactúan de una determinada forma en el interior de esas estructuras vivas que son las empresas, generando en su interacción compleja una capacidad de respuesta interna y externa que llamamos innovación.
El Modelo Capital Innovación se fundamenta en este enfoque y permite medir esta capacidad y, con ello, establecer dónde, cómo y porqué es necesario mejorarla, en función de lo que cada organización aspira a ser en su estrategia, visión y misión.
El Modelo Capital Innovación (MCI) define la Innovación como: Una competencia o capacidad organizativa que se manifiesta en la velocidad de respuesta y en el acierto en la adaptación de la organización a los cambios observables en el Mercado, a través de la Aplicación de Conocimientos, de la Topología Organizativa y de las Competencias de las Personas, con resultados exitosos, continuos y coherentes con la estrategia empresarial.