Existe amplio consenso sobre el anhelo de impulsar al Gran Concepción como la metrópoli más importante del centro sur de Chile. Un desafío que requiere diálogo permanente y estrategias de desarrollo sostenible.
En este contexto nos enfrentamos en los próximos días a una consulta ciudadana sobre la modificación al Plan Regulador Comunal, el cual propone limitar la altura de los edificios en nuestra ciudad fijando un máximo de 5, 7 y 9 para las construcciones en las vías más céntricas, y entre 12 y 15 pisos para sectores más alejados.
Al respecto me gustaría compartir algunas preocupaciones sobre las implicancias de que prospere una normativa de esta envergadura.
Cabe recordar que hace 15 años se nos pidió a los privados apoyo para levantar el decaído centro de nuestra ciudad preso del comercio ambulante, la inseguridad y la tendencia a habitar la periferia tanto en el ámbito domiciliario como comercial. Había que volver al centro y respondimos al llamado con acciones concretas. Hoy, cambian las reglas del juego, encareciendo el suelo, impidiendo densificar y empujando a las nuevas generaciones a vivir lejos de todo.
Otro elemento a mencionar es que hace apenas unos meses Concepción fue elegida como la mejor ciudad para vivir. Entre las variables que fueron consideradas están el acceso a bienes y a las áreas verdes, además una potente arquitectura cultural. Factores que actúan de manera colaborativa consolidando la oferta de valor de la ciudad con nuevas postales que emergen de las alturas de la ciudad y su especial sello de ciudad universitaria que da vida a nuestro centro.
A lo anterior se suman los efectos de la crisis social es posible que seguirá impactando en las cifras de desempleo. El sector de la construcción genera 65.000 empleos en Biobío y se calcula que de modificarse el plan regulador se perderían 10 mil empleos el 2020. ¿Podemos darnos ese lujo?
Es evidente que los proyectos deben ser evaluados por un sistema robustecido, con criterios técnicos sólidos, para que sus dictámenes tengan la seriedad que requieren las inversiones. Todos queremos proyectos que se trabajen bajo parámetros de sustentabilidad urbanística, pero la actividad económica necesita certezas que den soporte a las inversiones.
Desde IRADE hacemos un llamado a actuar de forma informada y a no ceder a eslóganes facilitas, que pueden condenar nuestro desarrollo por las próximas décadas. No podemos permanecer en silencio dejando el espacio público libre para la consigna fácil o las verdades a medias que confunden, instalan mitos y crean percepciones erróneas. Hoy tenemos el deber de cuidar nuestra ciudad, asegurando un progreso armónico entre desarrollo urbano, económico y ambiental.
Ser la metrópolis más importante del centro sur de Chile implica responsabilidades. Debemos estar a la altura.
Patricia Palacios Mackay,
Presidenta de Irade